La convivencia escolar: una tarea necesaria, posible y compleja

La escuela es formada por la sociedad y forma a los futuros integrantes de la sociedad, por este motivo, todos los conflictos de la sociedad tanto políticos como económicos la influyen directamente. Por este motivo hay que intentar crear el mejor ambiente posible para que los niños y niñas pasen su niñez y adolescencia en un entorno de creatividad, donde haya espacio para los diálogos, las discusiones, el análisis y la reflexión, sin actuaciones violentas que entorpezcan este proceso de enseñanza-aprendizaje del que queremos que gocen los estudiantes.


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La escuela también tiene un carácter socializador, ya que en ella se dan lugar la mayoría de las relaciones entre alumnos, por eso, la escuela debe ser un impulsor de la democracia y la participación, sin menos preciar a nadie y atendiendo a todos los estudiantes por igual. Proporcionar una convivencia estable donde los alumnos y alumnas puedan aprender, utilizando el respeto como principal base de esta convivencia. La convivencia y el aprendizaje se condicionan, ya que si no aparece uno, el otro no puede realizarse correctamente. Una correcta convivencia por parte de los alumnos entre ellos, de los alumnos y los profesores, de profesores y demás profesores.

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Con la convivencia aprenden valores sociales, y la convivencia se aprende con experiencia, ya que se convierte en una necesidad para poder coexistir en esta sociedad donde las relaciones entre personas son tan importantes. La convivencia se aprende, aprendiendo primero a dialogar, discutir, interactuar, participar y reflexionar de forma asertiva. Todos estos aprendizajes se deben dar en la escuela, ya que es el núcleo de conocimiento y de pensamiento en el que los niños y niñas crecerán. Pero mantener esta convivencia sana, se debe abordar la cuestión desde todos los aspectos, desde el mismo centro hasta las familias, pasando por los alumnos y profesores.


Se puede iniciar una buena convivencia desde educación infantil con la tan conocida Asamblea, donde los niños comparten opiniones reflexiones, experiencias, respetan los turnos de palabra, se escuchan los unos a los otros, interactúan entre ellos, etc, en resumen, todos los objetivos que se proponen para conseguir una buena convivencia en las aulas, y por consiguiente, en una sociedad.




Ianni, N. (2003). La convivencia escolar: una tarea necesaria, posible y compleja. Ciudadanía, democracia y valores en sociedades plurales, (2).

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